Am Anfang war es nicht ganz einfach für den bzw. mit dem Wichtel im Bus. Daran mussten wir uns wohl alle erst gewöhnen. Lange Pausen in der Nähe eines Spielplatzes. Fahren am Besten, wenn er schläft (wenn es sein muss, auch nachts). Trotz allem früh wach werden. Nach ein paar Tagen hatten wir aber den Bogen ganz gut raus.
Es ist schon spannend für so einen Zwerg, wenn er am Morgen den Vorhang aufmacht, aus dem Fenster sieht und immer etwas Neues entdeckt. Pferde, Schafe, Berge, Wald, Felder. Fast als würde man zu Weihnachten ein Kalendertürchen aufmachen.
Nach ein paar Umwegen zu Ayar, Karim und Sukhi in Südfrankreich in der Nähe des Nationalparks de Verdon und zu Txema und seiner Mama in Santa Cilia, einem Ort auf dem Jakobsweg, sind wir nach 3.100 km in Madrid angekommen.
El viaje comienza con ilusión y nervios…pues intuimos que no es fácil viajar con un duendecillo en una furgoneta. Los primeros días fueron muy difíciles. Decidimos viajar cuando él echa sus siestas. Paramos en parques infantiles varias horas. Conducimos de noche…aunque hay que seguir madrugando. Pero después de unos días cogemos el nuevo ritmo y empezamos a disfrutar.
Para nuestro duende es divertido despertarse cada mañana y descubrir algo nuevo al otro lado de la ventana. Caballos, obejas, montañas, bosques, campos de maiz, de girasoles. Es como abrir una puerta en un calendario de Adviento.
Tras pasar unos días con Ayar, Karim y Sukhi en el sur de Francia cerca del Parque Nacional de Verdon y con Txema y su madre en Santa Cilia, uno de los pueblos en la ruta del camino de Santiago, llegamos a Madrid con 3.100 a nuestras espaldas.
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